“Toda la gloria cabe en un grano de maíz”
José Martí
Hace poco más de diez mil años, los primeros pobladores de México iniciaron un proceso de domesticación de plantas silvestres útiles para su alimentación, este proceso ha sido históricamente atribuido a las mujeres y de manera particular dio como resultado la domesticación de la base de nuestra cultura alimentaria: el maíz. Junto con ello se construyeron los conocimientos que permitieron identificar las estaciones, las lluvias, las sequías, las mejores condiciones para cultivarlo y los mitos y tradiciones alrededor de esta planta; conocimientos que siguen vigentes hasta nuestros días. El maíz fue y es la base de la alimentación de todos los pueblos de América y representa uno de los grandes aportes al mundo, un alimento imprescindible por la relación que guarda con la cultura e identidad de México; involucra la historia, la organización social, el sistema ceremonial y la cosmovisión (Bourgues, 2012).
El maíz es un cultivo fundamental para la cultura alimentaria mexicana, tiene aportaciones significativas a la economía y la alimentación de los pueblos en México, representa toda una expresión cultural presente en las tradiciones ancestrales, en los mitos y leyendas que componen nuestra cultura. Es patrimonio cultural y alimentario, en torno al maíz gira no solo la alimentación sino el imaginario colectivo y la tradición de muchos pueblos originarios del país.
En México existen 64 razas de maíz. Cada mexicano consume medio kilo de maíz diario, del cual un 50% es su ingesta calórica y un 40% es su ingesta como proteína. Por otro lado, se calcula que en el país se emplean 30 millones de toneladas de maíz anuales para consumo directo. El 40% proviene de diversos y pequeños cultivos nativos de campesinos, cerca de un tercio de cultivos extensivos del norte de México y otro tercio es importado, sobre todo de Estados Unidos. Sin embargo, los cambios estructurales económicos, políticos y sociales, han puesto en riesgo la protección y conservación de esta semilla, siendo los pueblos indígenas y campesinos, sus principales defensores.
El Día Nacional del Maíz surge en 2009 desde un movimiento social, la campaña nacional “Sin Maíz No Hay País”, con la idea de celebrar la diversidad de maíces nativos y su aportación a nuestro patrimonio biocultural. Esta conmemoración incluye diversas actividades que contribuyen a sensibilizar y visibilizar la gran importancia del maíz para nuestra cultura alimentaria, hablamos de foros y ponencias, ferias gastronómicas, danzas y bailes dedicados al maíz y sus orígenes, exposiciones y más en donde se visibiliza su importancia y los problemas del campo para la producción por las comunidades campesinas y por productores locales.
El maíz es el cultivo más importante de los pueblos campesinos e indígenas de México que constituye un elemento relevante en la economía familiar, destinándose una parte de la cosecha para autoconsumo y otra parte para intercambiar o vender. Tienen un cuidado especial para cada cosecha y su cultivo va acompañado de otras especies, como calabaza, frijol y chile entre otros. Sin embargo, factores como la sobrepoblación, la falta de apoyo técnico y económico a los campesinos y productores de maíz y el cambio climático, han originado que el maíz nativo producido en nuestro país no cubra la necesidad de demanda que se tiene.
Y es aquí donde la industria ha notado una forma en la cual reconvertir las maneras tradicionales de producción para aumentar la productividad y el rendimiento, bajo esquemas que no toman en cuenta el conocimiento tradicional y que pueden originar una pérdida importante de la biodiversidad que nos sustenta, por ejemplo el uso de transgénicos o de semillas genéticamente modificadas, que si bien representan una “alternativa” para la producción de maíz, pueden traer consigo daños irreversibles a la flora, fauna, agua, suelo, aire y cultura de nuestros campesinos.
En el Centro de Desarrollo Comunitario de Zacatlán, por medio del trabajo realizado en la línea de Entorno, se brindan algunos talleres y actividades con la finalidad de conservar y rescatar las diferentes variedades que se encuentran en los distintos grupos comunitarios de la zona. La importancia de resaltar la siembra de maíz nativo dentro de su parcela o traspatios es un camino que no se debe de abandonar, así como el visibilizar que las semillas criollas representan la identidad y cultura de las comunidades, si a ello se suma el manejo agroecológico podremos contribuir al rescate de este importante alimento.
__________________________________________________________________
Edición: Rocío Carrillo de Albornoz / Leticia Venzor
Bibliografía/Referencias:
Bourges, H. 2002. Alimentos obsequio de México al mundo. Alarcón-Segovia y H. Bourges (Eds.). La alimentación de los mexicanos (pp. 97-134). El Colegio Nacional. México D.F.
Fernández-Suárez R., L.M. Morales-Chávez y A. Gálvez-Mariscal. 2013. Importancia de los maíces nativos de México en la dieta nacional. Una revisión indispensable. Revista Fitotecnia Mexicana 36 (Supl. 3-A):275-283.
https://www.biodiversidad.gob.mx/diversidad/alimentos/que-nos-aportan/N_maices
https://www.bbva.com/es/mx/el-maiz-y-su-importancia-para-la-cultura-mexicana/
