La desigualdad es una de las principales consecuencias de la crisis socioeconómica de nuestro mundo y repercute en diversas dimensiones de la vida.
En el aspecto económico, las desigualdades se hacen más visibles, sobre todo con la población más vulnerable ya sea por contar con poco acceso a oportunidades de generación de ingresos o por la ausencia o poca cobertura de instituciones para el financiamiento, principalmente en el medio rural. En este sector apenas el 15% de los habitantes tiene acceso a créditos y solo el 6% a oportunidades de realizar ahorro monetario en alguna institución financiera (Martínez. 2007), debido a que el mercado de crédito convencional está orientado a una visión económica a través de la ganancia, muy distinta a la visión de las familias rurales.
Ante esta situación se han propuesto diversas estrategias mediante acciones colectivas y de organización social, que permiten el desarrollo de las capacidades internas de las personas, una de ellas es la conformación de grupos con la finalidad de hacer ahorros y otorgar préstamos, es decir las cajas de ahorro comunitarias, que son entidades financieras integradas por miembros de grupos organizados en la comunidad, que mantienen fuertes relaciones de confianza y solidaridad, así se captan recursos económicos, se otorgan préstamos y se incentiva al ahorro entre sus miembros, fomentando el desarrollo local y solidario.
Las cajas de ahorro son manejadas mediante mecanismos diseñados por los propios miembros, estableciendo reglas concretas para la administración de los recursos captados, construyendo un capital financiero que beneficia en muchos aspectos a las familias participantes. Inculcan la cultura del ahorro y la honradez, apoyan la seguridad alimentaria, financian actividades productivas, comercio, educación y salud, ayudan a construir el capital social de la comunidad, fortalecen la estructura organizativa comunitaria, estimulan los valores, facilitan el acceso local al crédito y fortalecen la economía de las comunidades.
En este sentido, desde el año 2014 Proyecto Roberto Alonso Espinosa ha impulsado la creación de cajas de ahorro comunitarias en nueve comunidades vulnerables del municipio de Zacatlán, en la Sierra Norte de Puebla, incorporando a cerca de 105 familias (representadas mayormente por mujeres) en este trabajo solidario. Inicialmente estas cajas funcionaron bajo un esquema de ahorro semanal destinado a la resolución de necesidades emergentes como la salud, la educación o la vivienda; después de un tiempo los grupos consideraron mejorar otros aspectos de vida a través de préstamos destinados a invertirse en actividades productivas relacionadas con la seguridad y soberanía alimentaria, la mejora de vivienda, el fortalecimiento de la educación y las relaciones vecinales.
Hoy en día estos grupos conforman instituciones comunitarias de ahorro y préstamo autogestoras, que contribuyen de manera significativa al desarrollo local de sus comunidades, formando liderazgos positivos, ejercitando sus capacidades, fortaleciendo su dignidad, generando nuevas oportunidades para su comunidad e interconectando con el bienestar común.
Bibliografía:
Martínez, D. E. (2007). Los Grupos Comunitarios de Cajas de Ahorro: Una Alternativa de Crédito y Ahorro para Familias Rurales Pobres. XXVI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Asociación Latinoamericana de Sociología, Guadalajara.
http://www.uasb.edu.ec/UserFiles/369/File/PDF/CentrodeReferencia/Temasdeanalisis2/buenvivirysumakkawsay/articulos/Cortez.pdf