La economía doméstica o familiar incluye la manera en la que las familias regulan, controlan, proveen y satisfacen los recursos suficientes para tener calidad de vida. Esta gestión es una responsabilidad compartida por todos los miembros de la familia. La pandemia por COVID 19 trajo consigo efectos que van más allá de la salud, afectando directamente la economía y dinámica de las personas. Las medidas adoptadas para mitigar la propagación de la COVID 19, han profundizado las dificultades socioeconómicas de las familias, principalmente de aquellas que habitan en contextos de por sí vulnerables, generando mayores índices de pobreza y desigualdad social. La economía familiar mexicana se vio afectada por la pérdida de empleos, la reducción de los sueldos o poque no todos los integrantes de la familia podían salir a trabajar para obtener los ingresos necesarios para cubrir sus necesidades básicas.
Tan solo de enero a mayo del 2020, hubo 838,272 desempleados, de los cuales el 70% fueron trabajadores permanentes. Banxico señaló que el impacto final en el mercado laboral aún está por definirse y dependerá de la evolución de la pandemia, así como de la capacidad de la economía para evitar que la crisis transitoria se vuelva una crisis permanente (BANXICO, 2020). En este sentido las estrategias que ocupan las familias para poder enfrentar la crisis, como la ocasionada por la pandemia, resultan sumamente valiosas, ya que brindan los elementos para analizar los conocimientos y herramientas prácticas familiares y comunitarias que permiten gestionar los recursos de la mejor forma posible.
En las comunidades donde inciden los Centros de Desarrollo Comunitario de PRAE, se han emprendido diversas acciones encaminadas a fortalecer la economía familiar; desde el reconocimiento de los recursos con los que cuentan las familias, la promoción de la educación financiera, la gestión de estrategias como los huertos familiares, las cajas de ahorro comunitarias y el fomento del comercio justo. La finalidad de estas estrategias no es la búsqueda del máximo beneficio económico, sino la ayuda al desarrollo local y familiar para responder a sus necesidades fundamentales: alimentación, salud, educación y vivienda.
Durante el año 2020 y lo que va del 2021, se han logrado consolidar 120 traspatios familiares en comunidades de Zacatlán y Cuacuila, produciendo cerca de 2.5 toneladas de hortalizas orgánicas. Los traspatios familiares, han representado en este contexto de crisis, una importante fuente de ingresos económicos. Por una parte, se obtienen alimentos que complementan la dieta familiar, como las hortalizas, la carne de pollo o el huevo, generando un ahorro del 25% de egreso familiar destinado a alimentación y por otra parte la producción de excedentes permite que estos puedan comercializarse, generando ingresos económicos. Así mismo, se ha impulsado la producción colectiva de insumos para la producción, lo que reduce los costos de mantenimiento del traspatio familiar y promueve la cohesión grupal.
Referencias:
Gerardo Esquivel, economista. (2020). Los impactos económicos de la pandemia en México. Texto consultado 09 octubre de 2021. https://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/articulos-y-otras-publicaciones/%7BD442A596-6F43-D1B5-6686-64A2CF2F371B%7D.pdf