“El constructivismo es un enfoque que sostiene que el individuo no es un mero producto del ambiente ni un simple resultado de sus disposiciones internas, sino una construcción propia que se va produciendo día a día como resultado de la interacción entre los aspectos cognoscitivos y sociales del comportamiento, y los afectivos”.
Durante muchos años y en ciertos ambientes, se ha creído que la educación es el simple ejercicio de transmitir conocimientos a otras personas con el objetivo de acumularlos para lograr aplicarlos y competir en un entorno laboral; sin embargo, esta no es la verdadera finalidad de la educación.
Existe una corriente pedagógica, el constructivismo, que favorece la construcción del conocimiento y cuyo objetivo es que el estudiante desarrolle sus propios aprendizajes para aplicarlos en sus actividades diarias, logrando desarrollar en el día a día, características como la curiosidad, la creatividad, la autonomía, exponerse al error y aprender de éste. Dichos elementos promueven un aprendizaje efectivo y estimulan mayor interés en el conocimiento, lo cual implica que las ideas del sujeto se modifiquen de acuerdo a sus intereses u objetivos.
El constructivismo es una propuesta que permite transitar de una educación tradicional a una educación creativa, para favorecer en el estudiante el desarrollo de aprendizajes a partir de los conocimientos con los que ya cuenta y sobre todo que pueden ser aplicados a actividades cotidianas. Los estudiantes van sumando los nuevos conocimientos a los que ya tienen y así su aprendizaje adquiere cada vez más significado.
Dentro del proceso de enseñanza del constructivismo el estudiante desarrolla un aprendizaje simple, el cual va aumentando el grado de complejidad conforme se adquieren las habilidades necesarias para implementarlo.
Jean Piaget, figura clave en los inicios del constructivismo, psicólogo suizo que comenzó a estudiar el desarrollo humano en los años veinte del siglo XX, señala que: “el aprendizaje se desarrolla en estrecha relación con el contexto social en el que se favorece dicha enseñanza, por lo que es imposible separar el proceso de aprendizaje de las emociones y el contexto social en el que se desenvuelve el individuo”. En la práctica, esta concepción social del constructivismo, se aplica en el trabajo cooperativo.
Aquí algunos de los pasos que permiten al docente estructurar el proceso de Enseñanza-Aprendizaje cooperativo:
● Aceptar e impulsar la autonomía e iniciativa del estudiante
● Utilizar recursos didácticos que estimulan el aprendizaje y la creatividad.
● Impulsar la comprensión de los contenidos y la aplicación en momentos y situaciones reales.
● Promover la curiosidad y la reflexión para la construcción de nuevos conocimientos
o aumentar el grado de dichos aprendizajes.
● Estructurar la meta grupal de interdependencia positiva.
● Estimular la valoración individual.
● Impulsar la cooperación intergrupal.
● Explicar los criterios del éxito.
● Proporcionar asistencia con relación a la tarea.
● Valorar el funcionamiento del grupo.
Cada maestro sabe que sus alumnos tienen diferentes niveles de desarrollo intelectual, distinta moral, pensamiento crítico o aceptación de lo que escuchan. Cada uno tiene una forma de estudio única y capacidad de reflexión sobre sí mismo y su medio, sus propias motivaciones y responsabilidad sobre el estudio, así como determinada disposición para aprender y cooperar por el bien colectivo.
Finalmente, la escuela constructivista relaciona diversos contenidos, es decir, genera aprendizajes multidisciplinarios, los cuales permiten favorecer el desarrollo de nuevas realidades, unidas a las existentes con las de reciente creación, promoviendo la aplicación de estos conocimientos en la vida cotidiana.
En PRAE trabajamos para que nuestros usuarios adquieran las habilidades necesarias para la resolución de problemas que se presenten en la vida cotidiana, favoreciendo su desarrollo personal y académico, su libre albedrío; así mismo, se busca promover que este aprendizaje se genere de manera colaborativa tal cual se vive en la interdependencia de una sociedad..
La necesidad de brindar más y mejores herramientas para que los niños, niñas y adolescentes puedan desenvolverse de manera adecuada en la sociedad, es la prioridad en PRAE. Buscamos cada día desarrollar en ellos aprendizajes útiles y favorables para su desarrollo pleno, con valores positivos, conocimientos con los que vayan construyendo su relación con el medio que los rodea y, sobre todo, la posibilidad de adquirir aptitudes que les permitan ser agentes sociales activos y de cambio para el bienestar colectivo.
Fuentes:
https://www.ecured.cu
